El pueblo es la libertad para los rapaces. En Moldones sólo hay que cumplir con la hora de la comida y la hora de la cena. En cada casa una hora distinta, pero inamovible y de obligado cumplimiento. El resto del día, únicamente hay que rendir cuentas a los amigos.
Y mientras los rapaces se divierten, los mayores siguen con las jeiras. Aquí arrequedando agua en el pilo del medio, cuando el caño aún estaba en el centro. Esta foto es del año 1971.
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